La maldición de las pupilas
- hzotescipres
- 9 dic 2018
- 2 Min. de lectura

Mirarte, y saber que nunca llegarás a ver las profundidades de los pozos de mis pupilas,
Ni a sentir las corrientes de sus frustraciones.
Así, despeinada y confundida, me atrevo a sostener mis "petits marrons" contra tus grises iris,
Tratando de hacer hacer visible a tus ojos lo que mis labios no atreven a confesar en voz alta.
Cobarde intento de un te quiero, valiente esbozo de una esperanza muda....
Maldito miedo, que quiebra piernas, y lenguas, y caricias.
Maldito miedo, que crea inseguridades, vulnerabilidades invisibles.
Maldito miedo, muro entre estómagos enamorados que susurran no te vayas…
Mi corazón está cansado de que llegue siempre tarde a las citas
Pues las copas de vino a la salud de mis retrasos han pasado factura
a la esperanza de una historia de amor: la mía.
Triste corazón, cobardes manos que no osan abrazar el poderoso mástil de tu espalda.
Nos dicen: ¿Por qué teméis el rechazo ? ¿Qué corazón que merezca ser amado sería capaz de renunciar a la genuinidad de un abrazo ?
Y pienso…pienso y lamento lo que pudo ser y nunca llegó a ser.
Siento, y escribo lo que pienso en la tarde de un triste domingo que atrae palabras de olvido.
Y miento...miento si te digo que no te quiero.
Pero también miento, si te digo que te quiero.
Oh, infinito gris que tantos desvelos trajiste a las olas de mis sábanas!
¿Será el amor paciente ? ¿Será el corazón traicionado compasivo ?
Oh desdichados egos que auguran tormenta y que arrancan luces del celeste universo…
Madres que no están ; padres que persiguen juventudes pasadas.
Hermanas que en sus úteros tejen infinitas vidas de colores y traen llantos de vida.
Llantos que se convertirán pronto en inocentes carcajadas mensajeras de una esperanza en un mañana verde no botella.
¡Oh mundo de ambiciosos, ambiciones de mundo!
¿No será acaso el amor la mayor y más atrevida de sus ambiciones?
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